jueves, 9 de agosto de 2007

Atrapados por la cultura

Muchos cristianos evangélicos (¿la mayoría?) están mucho mas "atrapados" por la cultura que los rodea, en términos tradicionales por "el mundo", que lo que ellos creen.
No, no me refiero a las quejas típicas de los predicadores sobre modas y frecuentación de ambientes o relaciones inadecuadas con no creyentes.
Lamentablemente es algo mucho mas sutil y pernicioso.
¿Cuantos cristianos, pastores incluidos, no están llenos de prejuicios y temores absurdos, e inclusive de supersticiones sobre la vida en general que provienen no solo de un mal entendimiento de lo que Dios requiere de nosotros sino del ambiente que nos rodea?

La sociedad venezolana actual ha mostrado en los últimos años su peor rostro: en cada venezolano parece haber un pequeño Stalin Hitler listo para controlar lo que los demás pueden pensar, decir, hacer o dejar de hacer. Y esta mentalidad totalitaria se reproduce en iglesias con tanta frecuencia como en el resto de la sociedad. No solo en las sectas con su aberrante doctrina del "cubrimiento pastoral" sino en denominaciones bíblicamente fundamentadas donde el estudio bíblico parece haberse abandonado en favor de las nociones prefabricadas de los "teleevangelistas", "bestsellers cristianos" y otras fuentes de desinformación.
Estos manejan una estrategia de "este mundo es horrible y solo si me haces caso evitaras el desastre" que se parece mucho a las enseñanzas de los herejes contra los que luchó el apostol Pablo: esos que le decían a los creyentes "no toque, no manejes, ni gustes" y que practicaban lo que los teólogos llaman blasphemia creationis el creer que vivimos en un Universo maligno y no en la Buena Creación de Dios.
De ahí hay un corto paso a la blasphemia creatoris creer que Dios sea malo o inepto para controlar el mundo y nuestras vidas (gnosticismo) y por lo tanto hay que vivir en una perpetua guerra contra fuerzas irracionales sin garantía de victoria.
El mensaje de la Palabra de Dios para sus hijos es por el contrario que "Justificados por la fe tenemos paz para con Dios" y "ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús".
Pablo nos anima a permanecer firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no hacernos esclavos de simples hombres, ni de su cultura.